jueves, 22 de diciembre de 2016

LAS MISIONERAS DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ, DEL PUENTE DE TOLEDO REALIZAN LABOR DE APOSTOLADO EN LOS SUBURBIOS MADRILEÑOS..


Artículo publicado el 2 de marzo de 1955. El Alcázar. F. A. Alarcón.


https://drive.google.com/file/d/0B1KK08ekV6uWbDMtYnpTMHdFcWc/view?usp=sharing

" En la plaza de la Concepción ( Puente de Toledo) radica la sede de las Misioneras de Jesús, María y José, cuya fundación data del año 1942. Se creó, en principio, esta Orden  como Pía Unión,  en contribuyendo en gran parte al éxito fundacional el entusiasmo del ilustrísimo y reverendísimo Obispo de Madrid - Alcalá.
 
El fin primero de la organización es la ayuda al necesitado y su atención preferente son los suburbios de las grandes ciudades. En nuestra capital cuentan las misioneras con catequesis de niños y adultos, academias nocturnas para obreros, comedor de pobres y casa cuna para las madres trabajadoras. Como complemento a las funciones sanitarias funciona un laboratorio y en consulta diaria son atendidas cuantas personas necesitan de los cuidados de las enfermeras encargadas de este servicio.
Coincidiendo con el acontecimiento de pasar a congregación religiosa la que, hasta la fecha, venía funcionando como Pía Unión, acto que tuvo lugar el pasado día 24 de febrero, hemos querido traer a nuestras páginas la labor de estas monjitas que, repartidas por el mundo, practican la caridad con esa sana alegría que, a nuestra manera de ver, no está reñida con tan santos fines. Decía la Madre Teresa de Jesús en las "Constituciones" que dio a sus hijas las Carmelitas Descalzas: "Juego de ninguna manera se permita, que el Señor dará gracias a las unas para que den recreación a las otras."

Y así quiso Dios también que fuera la vida ejemplar de estas hermanas de la caridad, pues que a pesar del contradictorio aire de seriedad que imprimen en todos sus actos ponen, no obstante, allí donde se encuentren, con su radiante juventud henchida, profundo amor hacia el prójimo, la nota más simpática y humana. El Señor les dio gracia para recreación de las demás y, sobre todo, para la recreación del necesitado, ejerciendo la caridad desprovista de aquellos perfiles que pudieran ser humillantes para quien la recibe.
 
La nota más pintoresca de estas monjitas acaso sea el Jeep de que se valen  para llegar con más rapidez al lado del menesteroso. La vida evoluciona y también el ejercicio misional necesita de estos nuevos medios con que poder hacer más rápido y alegre este amoroso ministerio, pues, como decía Goethe: Alegría y amor son las alas para las grandes empresas."
 
    
 
Hermana María Elena (izquierda) con la hermana María Amparo. La hermana Mª Elena está con César, cuya madre había muerto en sus brazos pocos días antes de esta imagen.