No he querido añadir ni una palabra a lo que en estos documentos se detalla.
No considero que sea oportuno aprovechar este espacio, en que divulgo unos documentos periodísticos de la época junto con material gráfico y escritos personales de una de las protagonistas de esta maravillosa historia de entrega al Amor de Dios, de Amor por el Jesucristo vivo entre los hombres, mujeres y niños más necesitados como fue la Hª María Elena, para entrar en disquisiciones sobre la evolución de la Congregación.
Hoy hace dos meses que falleció la Hª Maria Elena a los 89 años. También en este año que ahora termina falleció la Hª Mª Luisa Sada.
A ellas y a otras que como ellas ( Hª Pilar Borrás, Hª Mª Luisa Coig, etc.) un día decidieron abandonar la Congregación con todo lo que ello supuso de dolor, rabia, tristeza y decepción, pero también a las que permanecieron en tan maravilloso apostolado misionero dedico este recuerdo.
No me parece que sea éste el espacio ni el momento para plantear la interrogaciones, ni menos aún para apuntar las posibles respuestas sobre los motivos, tristes y lamentables motivos, que llevaron a aquellas jóvenes, entregadas y sacrificadas hermanas a sentirse "decepcionadas" cuando no críticas con la más apasionante apuesta de sus vidas: vivir al servicio de los pobres, entregarse a ellos, atender sus necesidades más elementales en lo corporal y en lo espiritual como vía directa para experimentar el Amor hacia Jesucristo.
A todas las hermanas que actualmente componen la Congregación de las Misioneras de Jesús, María y José, así como a todos los seglares que con ellas trabajan y colaboran deseo que encuentren en esta página renovados motivos para sentirse miembros y herederas de una gran Misión.
Para todas ellas mis mejores deseos, afecto y reconocimiento.