domingo, 25 de diciembre de 2016

EPÍLOGO.

No he querido añadir ni una palabra a lo que en estos documentos se detalla.
No considero que sea oportuno aprovechar este espacio, en que divulgo unos documentos periodísticos de la época junto con material gráfico y escritos personales de una de las protagonistas de esta maravillosa historia de entrega al Amor de Dios, de Amor por el Jesucristo vivo entre los hombres, mujeres y niños más necesitados como fue la Hª María Elena, para entrar en disquisiciones sobre la evolución de la Congregación.
 
Hoy hace dos meses que falleció la Hª Maria Elena a los 89 años. También en este año que ahora termina falleció la Hª Mª Luisa Sada
 
A ellas y a otras que como ellas ( Hª Pilar Borrás, Hª Mª Luisa Coig, etc.) un día decidieron abandonar la Congregación con todo lo que ello supuso de dolor, rabia, tristeza y decepción, pero también a las que permanecieron en tan maravilloso apostolado misionero dedico este recuerdo.
 
No me parece que sea éste el espacio ni el momento para plantear la interrogaciones, ni menos aún para apuntar las posibles respuestas sobre los motivos, tristes y lamentables motivos, que llevaron a aquellas jóvenes, entregadas y sacrificadas hermanas a sentirse "decepcionadas" cuando no críticas con la más apasionante apuesta de sus vidas: vivir al servicio de los pobres, entregarse a ellos, atender sus necesidades más elementales en lo corporal y en lo espiritual como vía directa para experimentar el Amor hacia Jesucristo.
 
A todas las hermanas que actualmente componen la Congregación de las Misioneras de Jesús, María y José, así como a todos los seglares que con ellas trabajan y colaboran deseo que encuentren en esta página renovados motivos para sentirse miembros y herederas de una gran Misión.
 
Para todas ellas mis mejores deseos, afecto y reconocimiento.

sábado, 24 de diciembre de 2016

viernes, 23 de diciembre de 2016

HISTORIA DE UNA VOCACIÓN: LA HERMANA MARÍA ELENA (II)

Entre los documentos personales de la hermana María Elena, encontré unos escritos autobiográficos que narran diversas épocas de su vida. Reproduzco, a continuación, cómo describe su vocación y vivencia en la Congregación.


María Elena vestida para acudir a un
Baile de disfraces. 1947
" Mis años de jovenzuela los pasé muy bien, todo me hacía feliz y con cualquier cosa hacía fiesta. Tuve muchos pretendientes y, por donde iba me admiraban; fui muy guapa en estilo sencillo, pues no me pintaba, pero era muy coquetuela y simpática y Dios siempre estuvo conmigo ( sin darme yo cuenta ). Jamás ningún chico se mostró descortés, a pesar de tratarlos a todos por igual; cada uno tenía su encanto, pero por ninguno me decidía.
 
En mi corazón sentía como un vacío. Mi vida espiritual era fría, cumplía por cumplir, por rutina hasta que un día recibí una invitación para una conferencia que daba Don Javier Echenique (Secretario General de Miniones). Fui y me encantó; Dios dio el primer toque a mi alma.  Pasado el verano, sentía una gran ansiedad por encontrar algo que llenara mi sensación de vacío y la necesidad de encontrar algo que llenara ese vacío que en mi alma sentía. Pensé en hacer Ejercicios y aproveché la tanda que daba en Las Rozas Don Javier Echenique del 25 de febrero al 2 de marzo de 1950 ( contaba en esas fechas 22 años de edad).


 
Desde ese momento mi vida dio un cambio; decidí dejarlo todo y el día 30 de junio de 1950 ingresé en las Misioneras de Jesús, María y José, donde Dios se volcó y lo sentí plenamente en el Calvario y en el Tábor. En marzo de 1955 hice mi Profesión.
 
 Allí, en el Puente de Toledo, primero, recorriendo todos los pueblos de la provincia de Madrid, después, y, más tarde, abriendo casas en Marruecos, fui totalmente feliz. Jamás me ocurrió  pensar en otra clase de vida. Fui monjita casi nueve años, la mayoría de los cuales en el Puente de Toledo (Plaza de la Concepción, nº 1), donde me entregué totalmente a mi ideal: "Darme toda a todos para ganar a todos para Jesucristo". 
Desde entonces, hasta hoy, he procurado vivir siendo fiel a esas dos máximas que presidieron mis Votos Perpetuos:
"Mi vivir es Cristo y morir por Él es mi ganancia".
"¿Vos lo queréis, Dios mío? ¡ Yo lo amo; hágase !
 

Hermana María Elena en su Profesión. 1955.
A fin de poder atender a tantas personas necesitadas estudié y me diplomé en Enfermería y Medicina y Cirugía. También estuve en Francia y en Marruecos. Fui con otra hermana a Tánger para abrir una casa y Dios se volcó. He visto milagros, Dios los ha hecho en todos los tiempos...y entre risas y lágrimas de dolor y de Amor, fui  feliz, muy feliz. Aquella casa en Tánger se abrió, como las otras, porque Dios es inmenso y hay buena gente en el mundo. Entre todos hicimos una realidad para las Misioneras.
Es asombroso cómo son los caminos y designios de Dios. Cuando llegamos a Tánger nos encontramos solas, sin dinero y sin contacto alguno allí. Un español exiliado tuvo conocimiento de nuestra presencia en la ciudad y salió a nuestro encuentro. Nos recibió con gran amabilidad y nos ofreció una churrería de su  propiedad como refugio y casa. Se trataba, nada menos, que de Don Josep Andreu i Abelló quien durante la guerra civil, como Presidente de la Audiencia Territorial de Barcelona y del Tribunal de Casación, había condenado a la pena de muerte a mi padre. (Afortunadamente, mi padre fue liberado de la prisión en Mataró tras varios meses de espera de la ejecución). Nunca olvidaré lo vivido en Tánger.
 
Después, fui Maestra de postulantes; también estuve dirigiendo el Hogar Sacerdotal de Los Molinos, desde donde me salí de la Congregación, para seguir siendo de Dios, pero por otros caminos."
 
De izquierda a derecha: Hª Pilar, Hª Victoria, Maria Luisa Coig, Hª María Elena, Hª Marciana, Hª Amparo y
Hª Dolores.
 
 
 

jueves, 22 de diciembre de 2016

LAS MISIONERAS DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ, DEL PUENTE DE TOLEDO REALIZAN LABOR DE APOSTOLADO EN LOS SUBURBIOS MADRILEÑOS..


Artículo publicado el 2 de marzo de 1955. El Alcázar. F. A. Alarcón.


https://drive.google.com/file/d/0B1KK08ekV6uWbDMtYnpTMHdFcWc/view?usp=sharing

" En la plaza de la Concepción ( Puente de Toledo) radica la sede de las Misioneras de Jesús, María y José, cuya fundación data del año 1942. Se creó, en principio, esta Orden  como Pía Unión,  en contribuyendo en gran parte al éxito fundacional el entusiasmo del ilustrísimo y reverendísimo Obispo de Madrid - Alcalá.
 
El fin primero de la organización es la ayuda al necesitado y su atención preferente son los suburbios de las grandes ciudades. En nuestra capital cuentan las misioneras con catequesis de niños y adultos, academias nocturnas para obreros, comedor de pobres y casa cuna para las madres trabajadoras. Como complemento a las funciones sanitarias funciona un laboratorio y en consulta diaria son atendidas cuantas personas necesitan de los cuidados de las enfermeras encargadas de este servicio.
Coincidiendo con el acontecimiento de pasar a congregación religiosa la que, hasta la fecha, venía funcionando como Pía Unión, acto que tuvo lugar el pasado día 24 de febrero, hemos querido traer a nuestras páginas la labor de estas monjitas que, repartidas por el mundo, practican la caridad con esa sana alegría que, a nuestra manera de ver, no está reñida con tan santos fines. Decía la Madre Teresa de Jesús en las "Constituciones" que dio a sus hijas las Carmelitas Descalzas: "Juego de ninguna manera se permita, que el Señor dará gracias a las unas para que den recreación a las otras."

Y así quiso Dios también que fuera la vida ejemplar de estas hermanas de la caridad, pues que a pesar del contradictorio aire de seriedad que imprimen en todos sus actos ponen, no obstante, allí donde se encuentren, con su radiante juventud henchida, profundo amor hacia el prójimo, la nota más simpática y humana. El Señor les dio gracia para recreación de las demás y, sobre todo, para la recreación del necesitado, ejerciendo la caridad desprovista de aquellos perfiles que pudieran ser humillantes para quien la recibe.
 
La nota más pintoresca de estas monjitas acaso sea el Jeep de que se valen  para llegar con más rapidez al lado del menesteroso. La vida evoluciona y también el ejercicio misional necesita de estos nuevos medios con que poder hacer más rápido y alegre este amoroso ministerio, pues, como decía Goethe: Alegría y amor son las alas para las grandes empresas."
 
    
 
Hermana María Elena (izquierda) con la hermana María Amparo. La hermana Mª Elena está con César, cuya madre había muerto en sus brazos pocos días antes de esta imagen. 
 
 

LOS ÁNGELES DEL VOLANTE.

Reportaje publicado en 1957.

En una época y en una sociedad de la postguerra española en la que la preocupación oficial del Régimen por realizar profundos avances en materia de justicia social fue sustituida por la caridad, el hecho de que unas monjitas usaran un Jeep supuso toda una revolución que los medios informativos reflejaron en sus publicaciones, quizá en detrimento de la misma labor misional del que era instrumento.

https://drive.google.com/file/d/0B1KK08ekV6uWV1VwVXVMcW9xaXc/view?usp=sharing

HISTORIA DE UNA VOCACIÓN: LA HERMANA MARÍA ELENA (I)

Esta página, tal como indiqué desde un inicio está dedicada a la memoria y homenaje de todas aquellas mujeres que en su día decidieron entregar sus vidas al servicio de Dios, del Cristo hecho Hombre; como tal Hombre, con todas sus miserias: la pobreza, la enfermedad, la marginación.

No tuvieron que desplazarse muy lejos, inicialmente, para encontrar  a ese Jesucristo al que curar sus heridas, dar abrigo, dar de comer y beber, dar, en definitiva, una amorosa sonrisa y entrega total en uno de las más marginales zonas de Madrid a finales de los 40 y principios de los 50: el Puente de Toledo. Esta zona había sido declarada foco nacional de tuberculosis.

Todo el material que en esta página aporto procede de una de las protagonistas de esta congregación de Misioneras de Jesús, María y José, la hermana María Elena Segú Martín.  Como el resto de sus hermanas jamás alentó el más mínimo gesto que atentara contra el espíritu de total y desinteresado servicio y entrega desde la más absoluta humildad.

Es por ello que al recoger ahora sus documentos, imágenes y experiencias quiero destacar mi firme intención de destacar no un particular afán de protagonismo hacia ella si no, por el contrario, el ejemplo que ella y otras jóvenes ofrecieron de absoluta entrega a Dios desde la renuncia a todo aquello que no fuesen los pobres que les habían encendido la llama de Amor.

Así pues, en los documentos que ahora publicaré, tal como reflejan los documentos anteriores, podemos encontrar en la entrega de la hermana María Elena el ejemplo de otras hermanas que le acompañaron entonces y que lo siguieron en décadas posteriores.

Hermana María Elena Segú Martín

REPORTAJE EN LA REVISTA "SUCEDIÓ".

REPORTAJE EN LA REVISTA "SUCEDIÓ". 19 de Abril.1955.

https://drive.google.com/file/d/0B1KK08ekV6uWb0hNN1R3bDhxVGs/view?usp=sharing

TRÍPTICO



https://drive.google.com/file/d/0B1KK08ekV6uWR3psbWpvWDFhdWM/view?usp=sharing

jueves, 15 de diciembre de 2016


Quiero dedicar estas páginas a un grupo de mujeres que decidieron dedicar sus vidas a Cristo.
En la España de las postguerra, en los duros años 50, un grupo de jóvenes descubrieron su pasión por el Amor a Cristo, encarnado entre los más pobres y necesitados.
En torno a las gentes que malvivían en el Puente de Toledo madrileño, se conformó la Congregación de las Misioneras de Jesús, María y José. Su carisma: vivir entre los pobres, como pobres para servir a los pobres como signo del Amor de Dios.

Alguien conmovido por esta misión les regaló un vehículo, un JEEP que, muy pronto, les hizo más llevaderas sus tareas, a la vez que más conocidas. A la ingente y sacrificada misión que realizaron, a su homenaje y al recuerdo especial de una de ellas ( la Hermana María Elena ) dedico este espacio.